viernes, 16 de agosto de 2013

Deseos




Esta mañana he visto una mariquita, de esas tan bonitas
con sus círculos negros y su color rojo tan maravilloso.
La he recogido del suelo y, sobre la palma de mi mano,
he pensado en un deseo. Entonces, ayudada por mi
soplido, la mariquita ha volado tan lejos como sus
diminutas alas le han permitido.
Terminada la mañana, mi deseo se ha cumplido, el
paseo ha sido de lo más reconfortante y placentero.
¿La moraleja? Hay que desear cosas que se puedan
cumplir, como por ejemplo: un simple y reconfortante
paseo a orillas de la playa, en una mañana soleada y,
sobre todo, hermosa.

5 comentarios:

  1. Es cierto que en las cosas pequeñas y en esos detalles minúsculos puede estar la clave de la felicidad que buscamos.
    Un abrazo.

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  2. Eres sabio, Paco, y tus palabras lo demuestran.
    Solemos desear cosas inalcanzables y eso nos genera frustración. Lo mejor es ser conscientes de las maravillas diarias que nos rodean.
    Un beso.

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  3. Las cosas sencillas estan llenas de infinitas maravillas que esa mariquita se ha encargado de concedernos...
    Abrazos.

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  4. comparto tus conceptos en tu escrito. Lo simple y lo realizable. ¡saludos Paco!

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  5. Sí, es una forma de conseguir siempre lo que pedimos.
    Lo cierto es que en esto de desear no estamos muy duchos, a veces pedimos cosas que en el fondo no nos importan y dejamos atrás lo verdaderamente importante, lo que de verdad nos da satisfacciones.

    ISaludos cordiales, Paco.

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