martes, 24 de junio de 2014

Tormenta.

La calma hace patente la tensión
Y la borrasca sólo se vislumbra.
Los pájaros aguardan con cautela
Su conjura, se antoja ya inminente,
Y el batir de alas no se hace esperar:
La figura cobarde se diluye.
En el primer estruendo subversivo
Todo resto de calma es aventado
Bajo un cielo plomizo y enervado
Uno, dos, tres y todo tiembla, explota
En un estruendo casi atronador
El silencio hace mella en el ambiente
Y de improviso el mundo se ilumina.
Uno, dos, tres y cuatro, otro bramido
Aleja la tormenta su frío hálito
Uno, otro, tres y cuatro, y cinco, y seis
Alejados de la ventana y bajo
La mesa de madera, los zagales
Retornan a su calle, a su recreo
A los juegos de charcos embarrados.
¡Quién fuera el niño, el barro o la tormenta!

1 comentario: