miércoles, 20 de agosto de 2014

A mis prostitutas vírgenes.

Si yo he de ser sincero;
creo que mis encantos
fueron menores que el peso de mi cartera
y, cuando vine a darme cuenta,
¿quién estaba en amores?
pues el que retozaba con tus favores
y pagaba a buen precio
por el carmín pegado a mi boca.
Eso sí, de  muy buena calidad,
que tiernos son tus labios,
tanto, como zahíno es tu pelo
y más que el negro de tus ojos
donde me pierdo cuando te miro
para encontrarme cuanto te pierdo.
Que para volver, sólo falta que abra el monedero,
pero es que, como la dulce miel
que vuelve loco al joven osezno,
tu delicada piel en contraste con la mía
hace que don dinero sea algo bueno para mí
y dulce tentación para la mirada tuya.


2 comentarios:

  1. Tierno a pesar del tema.
    Un abrazo.

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    1. Amigo Rafael, siempre consigues sacarle partido a mis escritos dándole un sentido que me agrada sobremanera. Un fuerte abrazo.

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