domingo, 26 de octubre de 2014

Lucero - Capítulo 1-

   El cielo se iluminaba por momentos y los estruendos que acompañaban a los relámpagos hacían que las gentes se escondieran en casa cerrando los pórticos a cal y canto mientras se internaban en lo más profundo del interior de sus casas, alejándose de puertas y ventanas. Sólo algunos escogidos eran obligados a salir para la recogida de los destrozados cuerpos que caían sin concierto por todo el campo santo. Cinco personas acompañadas de un Custodio eran las encargadas de recoger los cuerpos que el Custodio les iba señalando con una marca en la frente. El carro, tirado por bueyes, iba marcando un paso anodino en el que la comparsa se ajustaba perfectamente. Tras meses de incruenta batalla, el "Campo Santo", como llamaban ya a las colinas que conformaban el irregular terreno donde yacían los caídos, se había convertido en un paraje adusto y gris, donde los arboles asemejaban tostadas cruces y la hierba era un conglomerado gris que contrastaba con los caídos, tan hermosos que a Dena se le llenaban los ojos de lágrimas cada vez que el Custodio marcaba un cuerpo para subirlo al carro.
  Llegados a la fuente de la encrucijada, Dena pidió permiso al Custodio para llenar el odre de agua de manantial, éste miró a Dena y, con un gesto de la mano, confirió su asentimiento. Dena no pudo por menos que mirar los ojos del Custodio, ¿Cómo era posible que tanta belleza pudiera estar en franca batalla? ¿Qué ocurría en el cielo que caían sin remisión a centenares cada día? ¿Hasta cuando esta locura?
  Dena recogió su larga y azafranada melena leonina en una larga cola, descolgó del carro el odre vacío y comenzó a andar hacia la fuente, nadie la miraba porque nadie tenía permiso para hacer otra cosa que no fuera su cometido, salvo que algo te pillara desprevenido y entonces el desconcierto se hiciera dueño y señor de la ocasión, y eso fue lo que ocurrió en ese preciso momento. Del cielo surgieron notas acompasadas de shofar tan fuertes que todos se tuvieron que tapar sus oídos a la vez que caían al suelo entre contorsiones de dolor; entonces sobrevino un resplandor, seguido de un estruendo, que hizo temblar hasta las raíces más profundas mientras levantó casi medio metro el carro junto con su angelical carga. En un segundo, todo terminó; el cielo se abrió a un cálido sol, las nubes desaparecieron y todo volvió a la normalidad. Todos los cuerpos esparcidos por el campo santo destellaron en luz cegadora desapareciendo, todo en derredor cambió: los arboles se volvieron ricos frutales, el suelo se cubrió de un manto verde salpicado de miles de flores, a cual más bella, y  Dena . . . Dena volvió su rostro hacia el Custodio en busca de respuesta, éste levantó sus brazos hacia el cielo, miró a Dena a los ojos y pudo ver su sorpresa cuando desplegó sus grandes y hermosas alas, tan blancas como la nieve y tan hermosas como el rostro que las portan. El Ángel custodio se mostró a Dena tal cual era, la mayor y más hermosa criatura de la creación. Dena sonrió mientras el Ángel custodio le guiñó un ojo a la vez que decía, "Por fin, todo ha terminado. Es hora de que todo comience . . ."

4 comentarios:

  1. Seguiremos esperando la continuación.
    Un abrazo y feliz semana.

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    1. Gracias Rafael por tus continuos ánimos, espero no defraudarte y que disfrutes tanto como yo escribiendo. Te reitero mi agradecimiento.

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  2. Esto es el inicio de otro acontecimiento que no sabemos el número de capítulos que dará de sí. Tocayo, te enganchas al teclado y nos dejas siempre con el deseo de una nueva entrega, como si se tratara de una novela por entregas.
    ¿Cómo está tu situación laboral?
    Un abrazo

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  3. Muchas gracias tocayo, el tema laboral está mal, pero ya contaba con ello, sigo buscando, llevo poco tiempo así que espero que con paciencia y perseverancia consiga algo dentro de poco, en cuanto a esta nueva entrega, creo que me he metido en un charco algo grande, pero intentaré salir de él sin ahogarme, Gracias por tu apoyo, saliendo de ti, siempre es un acicate para mí, saludos a tu hijo virtual lo sigo con mucho interés.

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