miércoles, 1 de junio de 2016

Entre miradas anda el juego.


Quiero que sepas, amiga mía, que peco,
sí, peco cuando me miras.
Y es atrevimiento si le digo
que veo el pecado en esos tus ojos,
los mismos con los que me vigilas.
Ha de saber, amiga, que quiero que se condene;
pero conmigo.
Solo vivo en su mirada,
y sí, sé que es un atrevimiento que sea así,
en la distancia.
Juntos en este cisma 
para compartir las faltas,
tan mías como suyas.
Si es pecado lo nuestro
(nuestras miradas),
la condena habremos de compartirla
aun en la distancia,
y que sepa, amiga mía,
que tendremos que cumplirla;
pues cierto como la pasión es frenesí,
que mi mirada
no tiene dueño 
si usted no la mira.


4 comentarios:

  1. Un pecado "venial", sin duda.
    Un abrazo.

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    1. Amigo Rafael, pecado por pensamiento, obra u omisión. Un pecado "venial" que aviva corazones. Un fuerte abrazo, y gracias por estar ahí siempre.

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  2. Un juego muy bonito eso de las miradas, y en tu poesía te ha quedado estupendo.
    Un abrazo.

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    1. Gracias amiga Elda, hay miradas que matan, pero también otras que enamoran. Un fuerte abrazo.

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